Comienza la temporada de frentes fríos y se espera que lleguen 48 sistemas frontales y siete tormentas invernales, de acuerdo con el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional.
Para este mes de septiembre se prevén tres frentes fríos. El primero ocasionará un temporal de lluvias a partir del próximo sábado, y se extenderá hasta el martes, debido a su interacción con una onda tropical con potencial de desarrollo ciclónico al sur del Golfo de México.
El SMN prevé tres frentes fríos en septiembre, cuatro en octubre, seis en noviembre, ocho en diciembre, ocho en enero, siete en febrero, seis en marzo, cuatro en abril y dos en mayo.
En cuanto a las tormentas invernales, en noviembre se pronostica una, otra en diciembre, dos en enero y tres en febrero.
Los estados que podrían registrar los mayores descensos de temperatura son Chihuahua, Durango, Tlaxcala, Zacatecas, Estado de México, Aguascalientes, Coahuila e Hidalgo.
La temporada de frentes fríos, estadísticamente comienza en septiembre y concluye en mayo, y se caracteriza por marcado descenso de temperatura, vientos fuertes, lluvias y nevadas principalmente en el norte del país.
Durante la temporada de frentes fríos, un grupo de hidrólogos de la Conagua vigila y monitorea, antes, durante y después, la ocurrencia de los sistemas meteorológicos.
Se vigilan las 210 principales presas de México y los ríos más importantes, y se llevan a cabo sesiones del Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas.
Para contribuir a atender las situaciones que pudieran generarse a partir de los efectos de los frentes fríos, especialmente las lluvias, se cuenta con personal y equipos especializados, ubicados en los 21 centros regionales de atención de emergencias del país.
Ante las bajas temperaturas, se recomienda abrigarse y protegerse el rostro y cabeza. Asimismo, cubrirse con varias prendas, tomar bebidas calientes para mantener la temperatura corporal, y al salir de un lugar cálido es importante cubrirse la nariz y la boca para evitar cambios bruscos de temperatura.
Se busca evitar el uso de braseros, hornos y estufas para calentar los hogares, así como no dormir cerca de ningún tipo de calentador, ya que estos producen monóxido de carbono, lo que podría causar intoxicación e incluso la muerte. Si se utiliza una chimenea o calentador, es crucial asegurarse de que el área esté bien ventilada.
Ante la sospecha de intoxicación, es fundamental ventilar el lugar y contactar de inmediato al servicio de salud local. Hay que poner especial atención a los grupos más vulnerables, como niñas y niños, personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas y adultos mayores, así como a las mascotas y animales de compañía.