Yolanda Ivonne Montes Farrington y conquistó el éxito a mediados del pasado siglo en los principales salones de Ciudad de México con ese movimiento de caderas que desataría suspiros y deseos. Su sensualidad, un torbellino imparable, fue todo un símbolo y la convirtió también en estrella del cine de oro mexicano y pionera del boom del cine de ficheras, que se popularizó más tarde, en la década de los 70.
Nació en 1932 en Spokane, Washington, de padre mexicano y madre estadounidense. A los 14 años migró a México y comenzó su carrera en pequeños cabarets y salones de baile de Tijuana, esa ciudad del norte del país tan llena de mitos artísticos. Los bailes de corte tahitiano de Tongolele se volvieron clásicos también en los salones de baile y teatros de Ciudad de México.
Su debut en el cine se produjo en 1948 con la película Nocturno de amor, dirigida por Emilio Gómez. Un año más tarde filmó ¡Han matado a Tongolele!, dirigida por Roberto Gavaldón, con un gran éxito de audiencia. Su vida artística transcurría entre sets de cine y cabarets, donde desataba el vendaval de sus caderas en aquellas noches de bohemia y esplendor de una ciudad que siempre ha vivido en los límites de lo permitido y lo perseguido por las autoridades. “Su presencia en el escenario y su estilo único la consolidaron como un referente del entretenimiento en México”, ha dicho la Secretaría de Cultura en un comunicado.
Vía: EL PAÍS

